El internet cada día se va haciendo más presente en nuestra vida cotidiana; con el pasar de los años, pasamos de sólo conectar nuestro computador a internet, hasta tener la lavadora, nevera e incluso luces y persianas de nuestra casa manejadas desde la comodidad de una aplicación en nuestro teléfono móvil, abre diálogo Nelson Santacruz, ingeniero especialista en Servicios Consultivos de Tecnología.
“Las casas inteligentes son sólo la punta del iceberg de todo lo que la tecnología del Internet de las cosas – IoT por sus siglas en inglés, tiene para ofrecer a la humanidad, y que con la evolución constante de la tecnología aún no imaginamos las aplicaciones que tendrán en un futuro más lejano”. Es dicha evolución tecnológica, lo que ha permitido que los sensores inteligentes sigan desarrollándose a una escala acelerada en los diferentes equipos que utilizamos a diario, que junto a la creciente necesidad de mantenernos conectados, mucho más desde la llegada del COVID-19, ha impulsado notoriamente el mercado del IoT, agrega.
“Un sensor inteligente no es más que un dispositivo que recibe información de su entorno físico, y los convierte en data que puede utilizarse a través de software informáticos comunicados mediante la web, para emitir alertas, con respecto a unos parámetros previamente configurados en un dispositivo final”. Y precisamente esa data es el insumo para optimizar tareas, ahorrar recursos, administrar mejor la energía, entre otros usos.
Otro punto relevante del IoT, es que maneja unos volúmenes de información y data sumamente sustanciales, pues dicha información permitirá a un software tomar una decisión o emitir una alerta, y podrá a su vez establecer patrones de comportamiento de los usuarios o de los entornos físicos que rodean al equipo, apunta Santacruz. “Dicha data puede ser analizada a su vez por científicos de datos, para que empresas puedan generar nuevos negocios o servicios a través de dichos patrones; por eso los datos son el nuevo petróleo”.
Debido a la versatilidad en las aplicaciones del IoT, esta tecnología permitirá desde tener espacios de trabajo más inteligentes, empresas más automatizadas y hasta un mejor control de los riesgos medioambientales, pero como la frase famosa “un gran poder, trae una gran responsabilidad”, esta apertura a un sinfín de avances tecnológicos también traerá más necesidad de control sobre la infraestructura y sus brechas de seguridad.
En el IoT la seguridad es un tema fundamental en su correcta operación y funcionamiento; es fundamental diseñar esquemas de seguridad previo a la implementación de un proyecto de IoT, adecuar los equipos y sistemas acorde a las mejores prácticas de seguridad de la industria, utilizar elementos de hardware y software de fuentes fiables, para estar preparados ante un posible ataque cibernético y tomar un plan de acción. Es importante mantener los recursos capacitados en temas de seguridad, ya que en la ciberseguridad el eslabón más débil es el usuario y su desconocimiento en la correcta operación de los equipos y sistemas conectados a internet, concluye.